marzo 10, 2010

Yoga



La clase de yoga que practico no es un estilo puro, pero me permite tener la mente concentrada en el mantenimiento de ciertas posturas que contribuyen a mi flexibilidad, equilibrio físico y a mi relajación mental. El salón tiene una temperatura cálida. La respiración es importante de acuerdo a cada posición. Las posturas se mantienen por varios segundos tratando de que el cuerpo esté bien alineado y se hacen de manera progresiva. Con estas repeticiones experimento una energía que inunda todo mi cuerpo y mente y además he notado que desde que lo practico tengo más paciencia y puedo pasar mucho tiempo en posiciones incómodas pues controlo mi cuerpo a través de mi mente, por ejemplo durante largos viajes.

Salgo de la clase relajada pero con energía para afrontar un largo día.

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